Aunque el espacio no exista esta en nuestros corazones. Recetas Audrey

El titulo del post es una pinta que vi en un muro de Cerdanyola del Valles. El original estaba escrito en catalan y les podra dar una idea del rollo identidad/autonomia aqui en Catalunya. Como nota curiosa, les retransmito la teoria de Audrey, la francesa (de Perpignan, para ser exactos) que comparte el piso con Javier: ella dice que en la parte espanola de Catalunya el catalan es tambien el lenguaje de las izquierdas, o dicho en palabras de brigadista, de los otros catalanes. Quiza eso explica porque todos los catalanes con los que he convivido hasta ahora, en Mexico o en otros lugares del mundo, hablan catalan: porque estan relacionados de un modo u otro con la construccion de otro mundo posible. Eso explicaria tambien un misterio en el que nunca ahonde: porque Lisa, una companera de la Septien, aprendio de nina el catalan y no el frances (aunque su madre sea francesa y su padre de origen espanol). Y para hablar de algo un poco mas tangible, les contare que he aprovechado mi tiempo de reposo en casa para aprender de Audrey un poco de cocina francesa (o su version de ella) mientras a mi vez le transmito algunas recetas mexicanas. Aqui va una de las recetas: Pechugas con nata (segun Audrey)
  • Pechugas de pollo
  • Mostaza dijon
  • Crema
  • Aceite para cocinar
Preparacion: Cubrir las pechugas con mostaza y cocinarlas en una sarten caliente. Cuando esten casi listas, anadir crema al gusto y dejar calentar un poco. Mover si es necesario para que la mostaza y la crema formen una salsa. Se puede comer con arroz blanco.

El sueño de un fotógrafo y la varicela

Como se podrán imaginar por lo que les he dicho, Essaouira es el sueño de un fotógrafo.
 Todo, absolutamente todo, es tan hermoso y brillante (a veces al mismo tiempo que extraño y desolador) que venir aquí con una cámara equivale a querer tomar todo.
 Pero como nada en la vida puede ser totalmente perfecto, en el viaje a Essaouira me enfermé varicela.
 El asunto fue un sueño surrealista, porque pasé dos o tres días con una fiebre ligera pero sin ronchas, sin poder darme cuenta de qué era lo que me pasaba, alucinando con la ciudad luminosa, el couscous y vasitos de té de menta súper dulce.
 Sumando a eso que Marruecos está lleno de farmacéuticos, enfermeras y médicos bien capacitados pero que en esta región sólo hablan árabe y francés, digamos que el diagnóstico no fue algo fácil.
Para no ahondar en la historia de la enfermedad, mejor les dejaré unas fotos. Creo que muchas de mis mejores imágenes del viaje las hice aquí, y aunque ahora no puedo subirlas, dejo este espacio para ellas.

Llegar a Mogador الصويرة

Mogador no es sólo un sitio en la imaginación del escritor mexicano Alberto Ruy Sánchez. Mogador es una ciudad verdadera en la costa atlántica de Marruecos, llamada Essaouira, que en en árabe se escribe الصويرة.
El nombre de Mogador se lo dieron los marinos portugueses medievales. Aunque es un importante centro turístico, conserva un sabor muy auténtico, con su muralla rojiza bañada por el Atlántico, un mercado de pescado extraordinario, las joyerías que parecen sacadas de las Mil y una noches y un sinfín de tiendas encerradas entre los muros blancos de la medina.
Llegar a Essaouira para mí fue no querer irme. A diferencia de las ciudades europeas, que son bellas en sí mismas, pero a la vez demasiado limpias y pefectas para parecer totalmente reales, Essaouira es tan real como sus miles de gatos y gaviotas alimentados con los restos de la pesca, como sus mendigos, traficantes de drogas, niños de la calle y oscuros locales de té.
Nosotros nos quedamos en un hotelito barato, llamado Agadir o algo así, donde por 100 dirhams (unos 130 pesos) tuvimos un cuarto blanquísimo con un armario viejo que olía a humedad y una ventana a una de las dos calles principales de la medina (la parte amurallada de la ciudad). El interior del hotel mismo era todo un sueño: con escaleras de mosaicos y las paredes parcialmente adornadas con diseños extravagantes; el resto, como muchos lugares en la ciudad, estaba simplemente pintado de un simple blanco que  hace que el resto de los colores luzcan mucho más brillantes, y que todo Mogador brille con una luz que sería el sueño de Van Gogh. De hecho nuestro cuarto mismo me recordaba un poco a la pintura de la habitación de Vicent en Arlés.

El sueño del Sahara


De las cosas que nunca imagine hacer en mi vida, una fue dormir en el Sahara, el desierto mas desierto, el que da nombre al concepto. El camino de Marrakech al Sahara lo hicimos en un tour, subidos en un autobus con gente de los cinco continentes: tres chicas australianas, tres coreanos, un argentino, una argentina/coreana, una ecuatoriana, una japonesa, un tipo de Singapur; una pareja de canadienses y otra de marroquíes. En otra pequeña camioneta viajaban una pareja de londinenses y un grupo de cuatro italianas. La ruta basicamente fue seguir las faldas del monte Atlas y toparnos con los rios y su maravillosa vegeteación. Al atardecer del segundo día llegamos al último campamento antes del Sahara. Ahí subimos a los camellos y por una hora nos adentramos en el paisaje de dunas interminables pintadas de colores pastel por el sol que e escondía. Cenamos con nuestros guías, unos bereberes (son miembros de tribus nómadas que llevan a su ganado por el desierto del Sahara) que nos prepararon comida tradicional y nos armaron tiendas de campaña con alfombras de las que tejen las mujeres bereber. Nosotros, como muchos de los más jóvenes en el grupo, pasamos la noche entera en las dunas, jugando con la arena suave bajo la luz intensa de la luna llena. De noche y bajo la luz de la luna, el Sahara es increíblemente suave y amigable, no te puedes golpear con nada porque todo es arena, y los animales más "peligrosos" que vimos a nuestro alrededor fueron escarabajos del tamaño de la mitad del puño de la mano. La noche del desierto es súper silenciosa: no se escucha nada salvo el viento, y eso sólo si giras la cabeza en cierta dirección. Esa noche en el Sahara murió mi miedo al desierto algo de mi miedo al desierto, que tenía años alimentándose de mis recuerdos de infancia de Sonora y Arizona y las noticias de migrantes muertos tratando de cruzar la frontera.
Ya ven que eso de subir fotos no es lo mío... aquí trato de mantener el orden del recorrido, primero un río que atraviesa por las gargantas del monte Atlas, después el Atlas, verdadero coloso de la tierra africana que extiende sus redondeces iluminadas por el sol al cielo azul intenso... Fotos de gente berber. Un hombre en una tienda junto a la carretera, y Fátima, una mujer tejiendo. Luego las dunas y la sombra de mi camello, que por cierto, lloraba (a veces).

Marrakech, la fiesta que no termina


Al final si vine a Marruecos. Y digo al final porque para ser sincera, una parte de mi estaba temerosa de hacer otra vez el transito del primer mundo al tercer mundo, del occidente al mundo arabe. Marrakech fue la primera ciudad del recorrido. Su plaza principal es un jolgorio que no duerme; desde la manana hasta la madrugada encuentras en ella mendigos, encantadores de serpientes, musicos, vendedores de comida, mujeres que decoran las manos con tatuajes de henna, puestos de jugos, mesas de los cafes al aire libre... y por supuesto, muchisimos vendedores de pirateria, con puestos desde lo mas simple hasta la verdadera sofisticacion donde lo mismo encuentras unos lentes Gucci que unas babuchas tipo Mil y una noches. En fin, Marrakech vibra desde que el sol sale hasta mucho despues de que se pone.
La foto es la torre de una mezquita en Marrakech... desde ahí llaman por altavoces a la oración. A diferencia de en India, la entrada está prohibida a los no musulmanes, pero desde la calle se advierte la esplendidez de sus diseños y alfombras. La mezquita, efectiva imagen del paraíso.

Vislumbres de Barcelona y Cerdanyola

Lo primero que visite en la ciudad de Gaudi, el famoso arquitecto catalan, fue la iglesia de La Sagrada Familia. Como iglesia es una locura, bastante distinta a todas las que he visto en mi vida. Lo mejor fue ver la luz de sus vitrales cuando casi estaban cerrando y escuchar a la gente cantar en la capilla de al lado... Ya con Él fui al barrio gotico y la catedral... en memoria de los dias de universidad aplique mis mejores practicas aprendidas a los indigentes y terminamos cenando pan con queso y un guiso de atun en plena calle, sentados en una banca. Barcelona es una ciudad de bastante ambiente, muy cosmopolita y muy artistica. Simplemente en las calles se pueden ver actores y musicos sorprendentes... es una ciudad para enamorarse. Cerdanyola es el pueblito donde vive el primo Javier. Esta a unos 20 minutos del centro de Barcelona en tren. Para ser pueblo es bastante animado, se ve gente en las calles y bares y restaurantes abiertos hasta la una de la madrugada o mas tarde; pero tambien tiene su encanto campirano: hay una colina llena de colas de zorro que se mecen con el viento, se cruza un rio para tomar el tren, la fruteria esta enfrente, los vecinos te saludan... con decir que un dia que subi a tender la ropa en la azotea escuche los ecos de un concurso de baile que se celebraba en la escuela local.

Angeles atrapados en el aeropuerto

Se que voy muy atrasada con la narracion, asi que retomare poco a poco. Salir de India fue una de las experiencias mas dificiles de mi vida, no solo porque emocionalmente me haya costado trabajo irme, sino porque perdi mi vuelo y con la ineficiencia de la oficina de British Airways en Delhi querian dejarme esperando 48 horas para cambiarme el boleto... Al final lo resolvi poniendome terca como mula y hablando con toda persona de British que tope, con mi agente de viajes en Mexico, con mi familia y con un amigo en Delhi. Pero aun asi tuve que pasar una noche en el aeropuerto. Esa narracion merece hacerse con mas detalle, pero por el momento solo agradecere a Isaac de Costa Rica, Shannon de Michigan y Zulma de Puerto Rico que estuvieron conmigo en la crisis. Ellos llevaban tres dias acampando en el aeropuerto, porque viajando como parte de un grupo misionero tuvieron problemas con su agente de viajes y al final el dinero no alcanzo para que todo el grupo tomara su vuelo a Beijing. Ellos decidieron quedarse, y creo que horas despues de que yo sali de India ellos lograron irse por fin a China... En fin, ellos tres fueron mis angeles. Me compartieron su comida, cuidaron mis maletas mientras arreglaba los tramites, me ensenaron a moverme en el aeropuerto y, lo mas importante, me compartieron sus historias, sus esperanzas y con ello me dieron un apoyo moral invaluable. Ya en Londres no pude reacomodar mi vuelo a Lisboa y para evitar vueltas vole directo a Barcelona. Tres sighs y dos catalanes me ayudaron en ese proceso. Las sighs eran una pareja de hermanas que volvian a Francia de la escuela sigh internacional de Punjab... ellas me dieron animo para lidiar con los de British en Delhi. Y luego en Londres un sigh canadiense me cuido mis maletas y me ayudo a hacer las llamadas internacionales que necesitaba... ni siquiera se los nombres de todos ellos, pero en verdad me salvaron. Y los catalanes... uno me oriento en el vuelo Delhi Londres. El volvia a su casa en Barcelona tras estar un ano estudiando hindi en Varanasi o Benares, la ciudad sagrada del Ganges. El otro fue Hector, un valenciano que volvia de Mexico a su tierra y que me pastoreo en el vuelo hasta Barcelona donde yo ya moria de agotamiento tras mas de treinta horas sin dormir. Ademas me dejo usar su movil para llamar al primo de Él y me ayudo a encontrar mis maletas... cosa que sola no hubiera logrado; jajaja. Y finalmente, el ultimo angel del trayecto fue Javier, primo de él, quien me hospedo en su casa (y me hospeda hasta ahora). Asi que ya saben, hay muchos angeles volando... aunque sea en avion.