En México somos famosos por nuestra hospitalidad. Pero la gente de
Kerala no deja nada que desear. Al final del viaje, comimos en la casa
del dueño de la agencia de viajes, un indio que sale con una amiga
holandesa de mi tía. Su madre nos preparó la comida tradicional de
Kerala, servida en hoja de plátano: básicamente es un arroz mucho más
inflado que el que conocemos y un poco rosado, curry de mango, un
guiso con papa y otro guiso de un vegetal que le llaman dedos de dama
y es como entre el apio y el ejote. Para mí, fue la mejor comida que
he probado en India.
Y para seguir con el viaje de familia, también fuimos a casa del
chofer, quien nos enseñó en su jardín la pimienta (es una enredadera
de hojas anchas, con unas bolitas verdes arriba como semillas, que es
de donde se saca la especia), el árbol de la canela (para mí fue
imposible reconocerlo a simple vista. Resulta que hay que cortar el
árbol para sacar la canela de la corteza, y las hojas tienen sabor a
canela), la nuez de la India (que crece dentro de una cáscara sobre un
fruto del tamaño de un tomate y que tiene sabor a las ciruelas
amarillas de México) y la cosa más rara que he visto en mi vida: el
jackfruit, que es una fruta llena de picos (tipo piña, pero con más
picos, más bien como un erizo) de color verde brillante que sabe a
entre piña y mango (no la probé, pero eso me dijo Ivonne, la amiga de
mi tía que sí la ha comido).
No hay comentarios:
Publicar un comentario