When Oaxaca met the four sexiest female philosophers

Desde que tenía diecinueve años y me fui al Cervantino con mi amiga Chela , su prima Marissa y Wendy, no había viajando con tantas mujeres. He viajado mucho más con hombres, y en la selva descubrí que las mujeres tenemos una fuerza capaz de salvar cualquier viaje: somos las que conservamos el sentido práctico, el instinto de conservación, las que vemos por la comida y el descanso, las que evitamos que las cosas lleguen a un punto crítico cuando todo ha salido mal.
Gaby (Freya-Flora), Thelma (Perséfone-Kali), yo (Inana-Atenea), Perla (Isis-Pelé).
Este fue un viaje muy especial. Un viaje de tránsito, de nunca más, de siempre jamás. De chocolate en la noche y mezcal en la madrugada, de aventuras, de retos, de apoyo. De risas desaforadas, de actos intrépidos, de alegrías grandes, de abrazos. De tolerancia, de intimidad. De descubrirnos siempre capaces, de reconocernos, de admirarnos, de decirnos las cosas directo, sin titubeos. De confesiones, de amor. Porque nunca estaremos separadas. Porque las huellas que hicimos juntas nunca se van a borrar.

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